Cómo la formación MBA puede combatir el choque generacional en las empresas

Los directivos encuentran soluciones en la formación MBA para frenar los problemas que provocan la llegada de la generación Z a las empresas.

La irrupción de la generación Z en el mercado laboral está teniendo un impacto más profundo de lo que muchos líderes corporativos esperaban. Varios estudios recientes señalan que directivos de generaciones anteriores, como la X y los «boomers», se sienten desbordados por los nuevos estilos de trabajo, la intensiva comunicación digital y las expectativas distintas de los jóvenes trabajadores, también catalogados como centennial.

El choque de expectativas y hábitos se traduce en un entorno laboral tenso: hasta un 18% de supervisores ha considerado abandonar su puesto por el estrés que supone lidiar con los empleados más jóvenes que pertenecen a la generación Z o posmilenial.

De fondo, las fricciones tienen que ver con diferencias en la ética de trabajo, la gestión del tiempo y la forma de comunicarse; mientras los jóvenes empleados valoran la inmediatez y la flexibilidad, los directivos de más edad buscan estructuras claras y cadenas de mando definidas. Esta brecha a menudo se traduce en frustración, dificultad para establecer objetivos comunes y, a la larga, un aumento del conflicto interno.

Desafíos intergeneracionales y soluciones a través de la formación MBA

Ante el incremento de las tensiones intergeneracionales, muchos directivos han optado por replantear su carrera, e incluso algunos contemplan la dimisión. “En un entorno tan cambiante, es natural que surjan tensiones intergeneracionales”, explican diversos asesores de formación y desarrollo profesional. Sin embargo, en lugar de escapar de la situación, cada vez más mandos intermedios y altos directivos consideran que la formación que se recibe en un Máster MBA de calidad es la adecuada para obtener las herramientas precisas para comprender y aprovechar el potencial de la generación Z.

Las escuelas de negocios subrayan que un MBA no se limita a enseñar teoría en dirección y administración de empresas; también entre los objetivos del programa está desarrollar habilidades de liderazgo, inteligencia emocional y resolución de conflictos. Con ello, los directivos pueden reconducir el descontento y transformar los roces en oportunidades de crecimiento, en lugar de caer en un clima laboral insostenible.

Ante esta realidad, también surgen reticencias entre algunos profesionales y trabajadores autónomos, especialmente entre quienes gestionan PYMES, debido al elevado coste de la formación. No obstante, la percepción de que los MBA son inaccesibles ha cambiado en los últimos años. Actualmente, el precio de un MBA es más accesible, como el que ofrece la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Madrid, en comparación con otras instituciones como IE o IESE, cuyos precios pueden resultar prohibitivos para muchos.

Comunicación y cultura organizacional, pilares en la formación MBA

Uno de los puntos más delicados del choque generacional está en la comunicación. LinkedIn ya reflejó en un informe cómo los jóvenes de la generación Z no están acostumbrados a interactuar con compañeros y jefes de generaciones anteriores, especialmente en entornos presenciales.

Para salvar esta brecha, los MBA potencian las llamadas “soft skills” o competencias blandas, que abarcan la comunicación asertiva, la negociación y la presentación de proyectos. El objetivo: que tanto directivos como juniors desarrollen un lenguaje laboral común que facilite los acuerdos y evite malentendidos.

Además, las escuelas de negocios hacen hincapié en que la cultura corporativa debe transmitirse de manera clara: definir y compartir misión, valores y expectativas para que cada nuevo empleado, sin importar su generación, sepa cómo encaja en el proyecto de la empresa.

Un enfoque práctico para la gestión de equipos multigeneracionales

La falta de iniciativa, la excesiva dependencia del smartphone y la aparente carencia de ética laboral de los centennials, hábitos señalados por algunos directivos, se contraponen a la alta capacidad técnica que muestran en el ámbito laboral. Para equilibrar estos dos polos, los programas MBA suelen poner el foco en la gestión de equipos multigeneracionales.

En la mayoría de los programas de posgrado en dirección de empresas, se potencia la formación en liderazgo transformacional, que equilibra la autonomía de los empleados con la orientación y retroalimentación constante. Así, se evitan las prácticas de microgestión —reportadas por un 38% de los directivos— y se impulsa la responsabilidad individual. El resultado: menor estrés para el directivo y más motivación para el joven talento.

Nuevas demandas laborales y modelos flexibles

La generación Z también prioriza la conciliación laboral, la flexibilidad y el uso avanzado de herramientas tecnológicas, lo que contrasta con la forma de trabajar de generaciones anteriores. Ante ello, los MBA no se limitan a impartir finanzas y estrategia; cada vez más los programas de nueva generación incluyen módulos sobre innovación, emprendimiento y digitalización. Estos contenidos ayudan a los líderes a integrar tecnologías colaborativas, fomentar horarios flexibles y promover la idea de que la productividad no se mide exclusivamente por el tiempo en la oficina.
“El gran valor de los MBA es su capacidad para anticipar tendencias y traducirlas en oportunidades de negocio”, subraya el director de una reconocida escuela de negocios. De este modo, los directivos aprenden a ver las demandas de la generación Z como una vía para modernizar procedimientos y estructuras, en lugar de interpretarlas como una amenaza a la estabilidad corporativa.
Así, el choque con la generación Z se transforma en un motor de innovación, flexibilidad y, sobre todo, nuevas formas de entender el liderazgo. A juicio de los expertos, es ahí donde un MBA marca la diferencia para quienes buscan soluciones prácticas ante la tormenta generacional en la oficina.

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