"No dejaremos nuestra tierra, no iremos a ningún lado"

Según OCHA, 1.768 estructuras de propiedad palestina fueron demolidas en 2024 y 4.256 personas fueron desplazadas de sus hogares en toda Cisjordania. Se trata del año con mayor número de demoliciones registradas En la localidad de Nahhalin, al oeste de Belén, las sonrisas de los niños y niñas iluminaban el ambiente mientras jugaban y nadaban en el complejo Abdul Rahman Fannoun. Ahora esos momentos de alegría se han convertido en dolorosos recuerdos. “Me encantaba nadar en la piscina y jugar, pero ahora no hay lugar en el que hacerlo. Todo se ha convertido en ruinas”, explica Naeem Hisham, uno de los niños que solía disfrutar de las instalaciones. Otro niño, Abdul Rahman Muhammad, añade: “Solía venir a nadar con mi padre, pero ahora no hay nada. La ocupación lo destruyó todo”.  El complejo, que incluía dos pisos, una piscina, una cafetería, un restaurante y una zona de juegos acuáticos, eran un refugio para los niños y sus familias. Pero tras las incursiones de las fuerzas israelíes a finales de 2024, esos recuerdos han quedado reducidos a escombros.  El propietario, Abdul Rahman Fannoun, comenzó a construir su proyecto en 2022 con la esperanza de convertirlo en un destino turístico en el corazón de Cisjordania. Al principio, todo parecía ir bien. Sin embargo, ese mismo año, recibió una notificación de demolición por parte de las fuerzas israelíes, dejándolo atónito tras haber completado la construcción del complejo. “Cuando recibí la notificación de demolición en 2022, ya había terminado de construir todo”, comenta Abdul Rahman, mientras observa el terreno que una vez estuvo lleno de alegría.  “Todo aquí se ha convertido en ruinas, incluso los baños fueron destruidos”, añade. Estima sus pérdidas en alrededor de 840.000 séqueles israelíes y siente una profunda tristeza por la destrucción de un lugar que solía estar lleno de visitantes de diversas áreas palestinas. “No fui notificado con anterioridad sobre la demolición. Si lo hubiera sabido, podría haber reducido las pérdidas”, lamenta.  Mahmoud Funoon, uno de los trabajadores del complejo, describe los momentos de la demolición: “Todo nuestro esfuerzo y duro trabajo se esfumaron en minutos. El proyecto, que nos llevó más de dos años construir y costó alrededor de dos millones de séqueles israelíes, fue destruido sin previo aviso”. Mahmoud confirma que el complejo empleaba a 35 trabajadores palestinos, quienes ahora se han quedado sin empleo.   Demolición y confiscación: una realidad que asola la tierra palestina  Esta historia va más allá de la demolición en Nahhalin, ya que muchas propiedades palestinas en Cisjordania, en su gran mayoría hogares, han sido destruidas bajo las políticas de demolición y desalojo de las fuerzas israelíes.   Según OCHA, 1.768 estructuras de propiedad palestina fueron demolidas en 2024 y 4.256 personas fueron desplazadas de sus hogares en toda Cisjordania. Se trata del año con mayor número de demoliciones registradas.   Además, las medidas de las fuerzas israelíes continúan intensificándose, con la instalación de 76 nuevos puntos de control en Cisjordania, elevando el total a 955. Las autoridades siguen imponiendo severas restricciones al movimiento de los palestinos y palestinas, dificultando enormemente viajar entre diferentes áreas de Cisjordania.  El origen Jamal Talab al-‘Amleh, director del Centro de Investigación Territorial de Palestina, señala que las autoridades israelíes justifican estas demoliciones bajo el llamado contexto “de seguridad”, lo que ha incrementado las operaciones de demolición en las áreas “B”, que antes estaban bajo control palestino. Esto refleja un aumento en la política de presión de la ocupación contra los palestinos.   La demolición de infraestructuras palestinas es una práctica regular por parte de las autoridades israelíes que sostienen que las construcciones palestinas son ilegales. Sin embargo, para los palestinos, es prácticamente imposible obtener un permiso de construcción de las autoridades israelíes.  Los Acuerdos de Oslo, firmados entre Israel y la Autoridad Palestina, dividen Cisjordania en tres áreas principales. El Área A está bajo control total palestino y representa aproximadamente el 18% del total de Cisjordania. El Área B está bajo control administrativo palestino, pero el control de seguridad permanece en manos israelíes, abarcando el 22% del área. El Área C está bajo control militar y civil israelí completo, representando el 60% del total de Cisjordania.  Estas divisiones crean una realidad compleja, donde los palestinos en las Áreas B y C enfrentan amenazas constantes de desplazamiento, demolición y confiscación, mientras que en el Área A, aunque permanece bajo control palestino, la ocupación sigue imponiendo restricciones al movimiento en todas las áreas. Con el aumento de las demoliciones en el Área B en los últimos años, la si

Jan 16, 2025 - 06:20
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"No dejaremos nuestra tierra, no iremos a ningún lado"

"No dejaremos nuestra tierra, no iremos a ningún lado"

Según OCHA, 1.768 estructuras de propiedad palestina fueron demolidas en 2024 y 4.256 personas fueron desplazadas de sus hogares en toda Cisjordania. Se trata del año con mayor número de demoliciones registradas

En la localidad de Nahhalin, al oeste de Belén, las sonrisas de los niños y niñas iluminaban el ambiente mientras jugaban y nadaban en el complejo Abdul Rahman Fannoun. Ahora esos momentos de alegría se han convertido en dolorosos recuerdos. “Me encantaba nadar en la piscina y jugar, pero ahora no hay lugar en el que hacerlo. Todo se ha convertido en ruinas”, explica Naeem Hisham, uno de los niños que solía disfrutar de las instalaciones. Otro niño, Abdul Rahman Muhammad, añade: “Solía venir a nadar con mi padre, pero ahora no hay nada. La ocupación lo destruyó todo”. 

El complejo, que incluía dos pisos, una piscina, una cafetería, un restaurante y una zona de juegos acuáticos, eran un refugio para los niños y sus familias. Pero tras las incursiones de las fuerzas israelíes a finales de 2024, esos recuerdos han quedado reducidos a escombros. 

El propietario, Abdul Rahman Fannoun, comenzó a construir su proyecto en 2022 con la esperanza de convertirlo en un destino turístico en el corazón de Cisjordania. Al principio, todo parecía ir bien. Sin embargo, ese mismo año, recibió una notificación de demolición por parte de las fuerzas israelíes, dejándolo atónito tras haber completado la construcción del complejo. “Cuando recibí la notificación de demolición en 2022, ya había terminado de construir todo”, comenta Abdul Rahman, mientras observa el terreno que una vez estuvo lleno de alegría. 

“Todo aquí se ha convertido en ruinas, incluso los baños fueron destruidos”, añade. Estima sus pérdidas en alrededor de 840.000 séqueles israelíes y siente una profunda tristeza por la destrucción de un lugar que solía estar lleno de visitantes de diversas áreas palestinas. “No fui notificado con anterioridad sobre la demolición. Si lo hubiera sabido, podría haber reducido las pérdidas”, lamenta. 

Mahmoud Funoon, uno de los trabajadores del complejo, describe los momentos de la demolición: “Todo nuestro esfuerzo y duro trabajo se esfumaron en minutos. El proyecto, que nos llevó más de dos años construir y costó alrededor de dos millones de séqueles israelíes, fue destruido sin previo aviso”. Mahmoud confirma que el complejo empleaba a 35 trabajadores palestinos, quienes ahora se han quedado sin empleo.  

Demolición y confiscación: una realidad que asola la tierra palestina 

Esta historia va más allá de la demolición en Nahhalin, ya que muchas propiedades palestinas en Cisjordania, en su gran mayoría hogares, han sido destruidas bajo las políticas de demolición y desalojo de las fuerzas israelíes.  

Según OCHA, 1.768 estructuras de propiedad palestina fueron demolidas en 2024 y 4.256 personas fueron desplazadas de sus hogares en toda Cisjordania. Se trata del año con mayor número de demoliciones registradas.  

Además, las medidas de las fuerzas israelíes continúan intensificándose, con la instalación de 76 nuevos puntos de control en Cisjordania, elevando el total a 955. Las autoridades siguen imponiendo severas restricciones al movimiento de los palestinos y palestinas, dificultando enormemente viajar entre diferentes áreas de Cisjordania. 

El origen Jamal Talab al-‘Amleh, director del Centro de Investigación Territorial de Palestina, señala que las autoridades israelíes justifican estas demoliciones bajo el llamado contexto “de seguridad”, lo que ha incrementado las operaciones de demolición en las áreas “B”, que antes estaban bajo control palestino. Esto refleja un aumento en la política de presión de la ocupación contra los palestinos.  

La demolición de infraestructuras palestinas es una práctica regular por parte de las autoridades israelíes que sostienen que las construcciones palestinas son ilegales. Sin embargo, para los palestinos, es prácticamente imposible obtener un permiso de construcción de las autoridades israelíes. 

Los Acuerdos de Oslo, firmados entre Israel y la Autoridad Palestina, dividen Cisjordania en tres áreas principales. El Área A está bajo control total palestino y representa aproximadamente el 18% del total de Cisjordania. El Área B está bajo control administrativo palestino, pero el control de seguridad permanece en manos israelíes, abarcando el 22% del área. El Área C está bajo control militar y civil israelí completo, representando el 60% del total de Cisjordania. 

Estas divisiones crean una realidad compleja, donde los palestinos en las Áreas B y C enfrentan amenazas constantes de desplazamiento, demolición y confiscación, mientras que en el Área A, aunque permanece bajo control palestino, la ocupación sigue imponiendo restricciones al movimiento en todas las áreas. Con el aumento de las demoliciones en el Área B en los últimos años, la situación se ha vuelto aún más difícil, especialmente después de la decisión israelí de julio de 2023, que permite las demoliciones en el Área B. 

A pesar de los intentos de israelíes de destruir la vida de los palestinos en Cisjordania, la esperanza permanece. “No dejaremos nuestra tierra, no iremos a ningún lado”, dice Mahmoud Funoon. Mientras, Abdul Rahman Funoon expresa su sentimiento de esperanza de que la vida regrese a su complejo y a la comunidad palestina en general.

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