LaMelo Ball: Reconocimiento al exceso
El exterior más votado del Este para el All-Star está teniendo una temporada de volumen histórico. Source: NBAManiacs La entrada LaMelo Ball: Reconocimiento al exceso se publicó primero en NBAManiacs.
La NBA ya ha publicado dos de los tres recuentos de votos de cara al All-Star 2025. El próximo lunes 20 de enero publicará la lista final de los favoritos de la afición para acudir a San Francisco el último fin de semana de febrero. Estas votaciones resultan siempre capciosas al compararse con cualquier proceso democrático tradicional.
Ni siquiera hablamos de un voto único por persona, ya que cada usuario puede elegir sus quintetos de Este y Oeste una vez por día. Incluso hay jornadas, como las del 10,11 y 12 de enero; en las que el voto vale doble. Ha habido épocas incluso peores. ¿O cabe recordar que en su día cualquier tweet con un hashtag mencionando a un jugador valía como voto y cada retweet sumaba un voto al mismo? Kyle Lowry seguro que se acuerda de obtener 100.000 votos en 2015 gracias a un simple tweet de Justin Bieber arengando su candidatura.
Aun así, no deja de ser relevante y llamativo que LaMelo Ball continúe siendo el guard más votado de la conferencia Este y el segundo más apoyado solo por detrás de Shai Gilgeous-Alexander. Mucho antes de su llegada a la liga, Ball ya era un fenómeno de redes entre los aficionados más jóvenes. Sus ¿hazañas? con Chino Hills se contaban a través de canales como House of Highlights o Ballers Life, como si todo su baloncesto cupiese en un Tik Tok.
Buena parte de esa base de seguimiento es la que explica hoy el culto a su figura y las cifras de voto. Que, dicho sea de paso, seguramente sigan consumiendo el juego de Ball de la misma forma que entonces. A pequeños chutes de endorfinas encapsuladas en vídeos que criban todo lo que hace Ball sobre las canchas para recoger los momentos más brillantes. Los cuales, a decir verdad, no son pocos.
La estrella del pueblo
Y es que el caso de Ball no viene aupado por la masa social que mueven los Hornets, como puede pasar con Knicks, Warriors, Lakers o Celtics. Charlotte es el octavo mercado más pequeño de la NBA y en Carolina del Norte, noveno estado más poblado del país, le dedican mucha más atención a sus programas universitarios que a sus equipos profesionales. La figura de Ball apela a una demografía concreta, que no pequeña, y es a ese fan extremadamente joven y casual que sigue la liga a base de píldoras en redes sociales.
LaMelo Ball seguramente valga pagar una entrada por él o ponerse un recopilatorio con sus highlights. Ahora bien, quizás no sea lo más apetecible del mundo sentarse a ver un partido de los Hornets de principio a fin como espectador neutral. Bueno, ni como aficionado del equipo, qué demonios. Ni siquiera por Eric Collins.
Dejando a un lado el apartado sociológico o comercial que lo acompaña, toca centrarse en los méritos meramente deportivos del base para acudir al All-Star. A menudo los menos relevantes en dicho asunto. Para empezar, LaMelo solo ha jugado un 66% de los partidos de su equipo esta temporada. Es decir, que solo ha estado disponible en 2 de cada 3 encuentros y que, de seguir esta proporción (es posible dada su tendencia a la lesión y las pocas ganas de competir que tiene Charlotte) se quedaría sin optar a los premios de final de temporada.
Ha jugado tan poco como para que los estándares de Basketball Reference no le hagan clasificarse en la lista de líderes de temporada. Sin embargo, si desactivamos dichas limitaciones, el resultado es acceder al historial de uno de los jugadores más ineficientes del mundo. De base, Melo es el jugador que más tiros intenta por noche con 24,6 tiros a canasta de media. La distancia con el segundo, Nikola Jokic, es la misma que entre el serbio y el 19º tirador de más volumen, Jalen Brunson. Dato cortesía de Tom Ziller.
Esos lanzamientos le sirven a Ball para anotar 29,7 puntos por encuentro con porcentajes del 42% en tiros de campo, algo por debajo del 34% en el triple y un tiro de campo efectivo (eFG%) del 51,1%, solo empeorado en el Top 20 de jugadores que más tiran por Tyrese Maxey (49,8%) y su compañero Brandon Miller (50,8%).
Compañía histórica
Hay más. Ball está lanzando 26 tiros por cada 36 minutos de juego. De nuevo, líder absoluto de la temporada. Y lo habría sido en cualquier temporada de la historia de la NBA exceptuando la 61-62 y la 62-63. Las dos campañas en las que Wilt Chamberlain superó los 40 puntos de media (50,4 y 44,8 respectivamente). Completarían ese top 10 Rick Barry en 1967 (25,4 ), George Gervin en 1982 (25,39), Freeman Williams en 1981 (25,16), Michael Jordan en 1987 (25,01), Tom Heinsohn en 1961 (24,99) y Russell Westbrook en 2017 (24,94). De todos ellos, solo Heinsohn tuvo perores porcentajes de tiro que los que está teniendo LaMelo.
La mayoría de jugadores citados no se pueden comparar con Ball con justicia por jugar antes de la entrada del triple. Arte en la que el base de los Hornets es tremendamente prolífico. En el lanzamiento, no tanto en el acierto. Ball está promediando 13,2 triples intentados por noche con un 33,9% de conversión. El volumen es exactamente el mismo que el de James Harden en la 2018-19. Líder histórico, por supuesto. La Barba convertía casi el 37% de sus tiros.
LaMelo Ball took 17 (SEVENTEEN) three point shots last night pic.twitter.com/Zu6J56GopE— Andrew Schlecht (@AndrewKSchlecht) January 13, 2025
Solo 15 veces un jugador ha lanzado 10 triples o más a lo largo de una temporada completa en la NBA. Harden, Lillard y Curry copan casi todas las posiciones. De todos ellos, el peor porcentaje es el de James Harden en 2017 con un 36,7%. Este año hay cuatro jugadores en ritmo de sumarse a la lista: Stephen Curry (otra vez), Jayson Tatum y Brandon Miller. Anthony Edwards promedia 9,9.
Con los años LaMelo ha ido combatiendo su alergia a la zona. Todo ello pese a las lesiones que tanto han lastrado su trayectoria hasta el momento. Pero sigue siendo un jugador que vive permanentemente en el perímetro sin que su puntería le esté respaldando como sí lo ha hecho en temporadas anteriores.
Un 38,3% de las jugadas de los Charlotte Hornets cuando Ball está en pista acaban en tiro, pérdida o asistencia suya. Lo que se denomina porcentaje de uso y que supondría el sexto dato más alto en la tabla histórica. Por encima solo Westbrook en la 16-17 y la 14-15, James Harden en la 2018-19, Giannis Antetokounmpo en la 22-23 y Kobe Bryant en la 2005-2006. Únicamente Russ en la 14-15 ( lesión de Kevin Durant) se quedó sin pisar playoffs en un salvaje Oeste que le escupió de postemporada con 45 victorias. El aglutinamiento de juego de Ball tiene a los Charlotte Hornets 7-18 en los partidos que ha disputado.
Curiosamente el base está en sus porcentajes de pérdida más bajos de carrera, extraviando el balón en un 12,6% de sus jugadas. Aun estando en máximos de carrera en pérdidas (3,9).
Atractivo intacto
En resumen, Ball acumula un volumen de juego que su producción e impacto en las victorias de su equipo no excusan. Sin embargo, los excesos no solo están en las cantidades, también en las formas. El genial Ben Taylor le dedicaba hace poco un vídeo al respecto de su creatividad en cancha. LaMelo juega improvisando y deja secuencias de bote espectaculares, triples a una pierna, tiros lejanos con pocos segundos consumidos de posesión sin venir a cuento, asistencias de fantasía…
Es un jugador excesivo en el sentido literal de la palabra. Hasta el punto de compararle Taylor con un Pete Maravich que siempre se tomó el baloncesto primero como campo de pruebas para el espectáculo y ya si eso, más tarde, como competición. El juego de LaMelo Ball es un continuo prueba y error, como el que lleva a cabo cualquier tiktoker subiendo un trend hasta que uno se hace viral, aunque sustituyendo la copia por inventiva. No es casualidad que el público de la liga de las redes sociales le adore.
(Fotografía de portada de Mark J. Rebilas-Imagn Images)
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