Entrevista a Rudy Fernández: Real Madrid, Joventut, Selección española, NBA…

La primera entrevista de Rudy Fernández en Gigantes fue en enero de 2003. Casi 22 años después, cerramos el círculo charlando con el mallorquín, convertido en uno de los jugadores más importantes de la historia del baloncesto español. La vida de Rudy ha cambiado mucho desde que pusiera punto y final en los Juegos Olímpicos, […] La entrada Entrevista a Rudy Fernández: Real Madrid, Joventut, Selección española, NBA… aparece en Gigantes del Basket.

Jan 22, 2025 - 17:26
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Entrevista a Rudy Fernández: Real Madrid, Joventut, Selección española, NBA…

La primera entrevista de Rudy Fernández en Gigantes fue en enero de 2003. Casi 22 años después, cerramos el círculo charlando con el mallorquín, convertido en uno de los jugadores más importantes de la historia del baloncesto español.

La vida de Rudy ha cambiado mucho desde que pusiera punto y final en los Juegos Olímpicos, sus sextos, a una carrera impresionante. Ahora su tiempo se reparte de otra forma. Familia, amigos, viajes y un poco de golf. Vida de ex jugador, bromeamos antes de comenzar esta charla. Una conversación que sirve para entender muchas cosas de su carrera, como el hecho de que se haya retirado en paz.

Porque ha cumplido con todos, pero principalmente, una promesa con su padre que es parte de la historia del baloncesto español.

Esta entrevista a Rudy Fernández forma parte del especial del mes de diciembre de 2024 dedicado a su figura y que se puede comprar en la Tienda Gigantes, tanto en formato digital como físico, además cuenta con una edición de coleccionista numerada.

La entrevista a Rudy Fernández

  • Gigantes: ¿Qué ha significado el baloncesto para ti, Rudy?

Rudy Fernández: Para mí, primero de todo, ha sido una diversión, porque al principio, como todo niño, hace deporte para pasarlo bien, hacer amigos y, bueno, al final, el ejercicio en esas edades creo que es una prioridad que ahora intento inculcar a mis hijos. Luego, también ha sido una herramienta para evadirme de muchísimas cosas, ¿no? De problemas a nivel personal, de problemas profesionales… Una herramienta para centrarme en una cosa y dejar de lado otras.

  • G: ¿Y cómo estás ahora, en estos primeros meses sin baloncesto?

R: es una nueva etapa, pero estoy muy contento. Contento porque sigo haciendo cosas, recibiendo muchísimo cariño a través de homenajes y del reconocimiento a toda mi carrera deportiva. A raíz de eso, estoy viajando mucho, visitando sitios y reencontrándome con mucha gente del baloncesto que hacía tiempo que no veía. Me siento muy agradecido. Lo más importante, y lo que realmente me llevó a tomar la decisión de retirarme, fue poder pasar mucho más tiempo con mis hijos y mi familia, algo que ahora estoy disfrutando plenamente.

  • G: ¿ Llegas a pensar en todo lo que te has perdido en estos años?

R: Sí, por supuesto. A nivel familiar, te das cuenta de que el deporte, y especialmente el hecho de haber sido profesional con tantos viajes, me ha quitado muchísimo tiempo para estar con mi familia. Ahora lo noto, por ejemplo, con mi hijo, que tiene actividades después del colegio. Ahora puedo apoyarlo mucho más, acompañarlo a los entrenamientos y llevarlo a los partidos. Lo mismo con mi hija, que está empezando a hacer deporte. Son cosas que antes, los fines de semana, no podía hacer porque tenía partidos. Cuando mi mujer me decía: «Oye, vamos a este sitio», no podía. Pero ahora ese tipo de cosas sí puedo hacerlas

  • G: Durante tu carrera, ¿pensabas mucho en el momento de la retirada? ¿es algo que te diera vértigo?

Lo pensé más en mi último año. También veía también que mi rol iba cambiando, pero eso era lo normal. Recuerdo que llegó mi cumpleaños, 39 años, y claro, ya era un veterano que llevaba muchísimos años como profesional. No me gustaba decir la palabra «retiro», porque al final es una palabra muy impactante después de haber jugado tantos años. Pero ahí ya me fui encaminando un poco más a la idea de estar más con la familia.

  • G: ¿Y el Rudy de 2024, era como habías imaginado? Fïsicamente estabas para seguir.

Bueno, ese era un poco el objetivo: que la gente me viera como alguien que todavía podría seguir jugando, pero a la vez también he priorizado la familia, y dar un poco de espacio a la gente joven que va entrando. Y no ser, no un estorbo, pero sí una persona que quizá les quita minutos.

No he sido un deportista egoísta. He sabido adaptarme a un rol, a poner al equipo siempre por delante, como me inculcó mi pedre, y eso es algo que me ha dado la madurez. El construir el jugador que era antes al jugador que terminé siendo. Gracias a eso, he podido tener una trayectoria súper extensa y llegar a una edad que, cuando tuve la tercera operación de espalda, jamás hubiera imaginado alcanzar.

  • G: ¿Ahí viste que esto se podía acabar pronto?

R: El doctor me dice, «Oye, tienes la espalda muy dañada y esta operación a lo mejor lo que nos va a hacer es estar tres o cuatro años más jugando, ¿no?». Y fueron ocho, casi nueve.

  • G: Vamos al inicio, a la etapa del Joventut. ¿Qué queda del ADN Penya en el Rudy actual?

R: Fue un punto de inflexión. con 12, 13 años me fui de una isla que estaba con mi familia a un equipo histórico, una de las mejores canteras de Europa. Fue una oportunidad preciosa. De aprender valores, de tener oportunidades, libertad… y rango de líder muy pronto. Tuve muchísimas oportunidades de dejar el Joventut pero tenía un vínculo muy especial allí.

  • G: ¿Se podría entender el Rudy que vimos después sin el paso por la NBA?

R: Pues no lo sé. Yo me siento un privilegiado de haber podido cumplir uno de mis sueños que era jugar en la NBA, de haber jugado minutos. En ese momento quizá no estuve todo lo bien asesorado, pero son situaciones que me hicieron crecer mucho como persona.

  • G: ¿Y por qué el Real Madrid? Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo llegas a esa decisión?

R: Tenía en mente volver a Europa, porque al final es donde quería sentirme de nuevo jugador, como en la época del Joventut. Una de mis prioridades era jugar Euroliga y poderla ganar, y me gustó el proyecto del Real Madrid. Había varios, jugadores españoles, que eran amigos, con una idea ambiciosa, y el presidente se involucró mucho. Enseguida me sentí a gusto por la familia que se forma en el club, incluso con la gente del fútbol, con toda la estructura… Son facilidades que solo había visto en la NBA.

  • G: Ahí vives una de las etapas más gloriosas de la historia del club. ¿Cómo de adictivo ha sido ganar para ti?

R: Eso entra en el ADN y en el gen competitivo que hemos tenido la familia Fernández. Viene desde pequeñitos, desde que mi padre, pues, nos dio una pelota de baloncesto y entre mi padre, que nos exigía, y después mi madre, que lidiaba un poco entre todos… Cuando unos padres tienen la oportunidad de que su hijo se vaya con 12 años… Hostia, para mí… ahora yo que soy padre, me lo dicen de mis hijos y tienes que estar muy seguro, tienes que hacer un sacrificio porque son decisiones difíciles.

  • G: ¿Y tú con 12 años tenías esa decisión clara?

R: Fueron momentos difíciles. Lo recuerdo como una etapa dura, muy dura. Hay una anécdota, que justo mi hermana se va con 13 años al Siglo XXI y mi madre imagínate, unos lloros en el aeropuerto… y yo le dije, «Mamá, no pasa nada, que yo estoy aquí, pero vete haciendo a la idea que en tres o cuatro años me iré también”

  • G: Hablemos de algunos de tus títulos. Primero las Euroligas, que además fueron totalmente diferentes entre sí.

R: Las derrotas de las primeras Final Four nos fueron llenando la mochila de problemas y piedras, pero mentalmente también fuimos madurando. Y cuando llegó la de Madrid, la verdad es que dominamos. Poder ganarla en Madrid, con nuestra gente y poderla celebrar ahí, fue algo muy emotivo. Luego la segunda fue un año muy duro, pero apareció un chaval que se llama Luka Dončić y nos llevó… nos llevó él con su juventud y su liderazgo.

  • G: Ese año hubo muchas lesiones, pero ya erais un equipo muy ganador

R: Aunque perdiéramos partidos, ya se veía al Madrid de otra manera. Cuando jugaban contra nosotros ya tenían la sensación de jugar contra un equipo sólido y divertido. Llenábamos los pabellones, a la gente le gustaba nuestra forma de jugar… Yo le doy importancia también a cómo se iban jugadores, pero cómo los veteranos también conseguíamos que los nuevos se adaptaran a la filosofía. Se fue Mirotic, Chacho, Doncic, Chapu… pero seguíamos teniendo ese gen competitivo. Esa era la clave. Y luego la última Euroliga. Lo veíamos como una oportunidad para todos y para mí es el ejemplo de lo que es el ADN Real Madrid: darlo todo hasta el final y creer siempre en la victoria.

  • G: Y has ganado dos Mundiales. ¿Crees que la gente llega a ser consciente del todo de lo que eso supone? ¿De lo complicado que es?

R: Yo creo que no del todo. Quizá ahora, cuando los del fútbol ganan la Eurocopa, se toma más conciencia de estas cosas. Se respeta al baloncesto, pero al final el fútbol es el deporte rey. Hicimos historia. Recuerdo ver Madrid lleno de banderas, los vídeos que nos llegaban…Yo, si te soy sincero, sabía que era muy complicado volver a poder ser campeones del mundo por todo lo que conlleva, pero lo hicimos.

  • G: Cuenta Marta Fernández, en la entrevista de este especial, que sin todo lo que pasó en 2019 no se hubiera visto al Rudy que vimos después. Ahora que ha pasado tiempo. ¿Cómo recuerdas todos esos meses?

R: Todavía se me pone la piel de gallina. Fue un punto de inflexión. A nivel personal, fue uno de los tramos más duros de mi vida. Fueron tres palos durísimos que me llegaron, uno detrás de otro, y a nivel mental eso fue un desgaste muy muy fuerte. Cuando pasó lo de mi hermana les dije: «Oye, yo no tengo por qué estar aquí, eh, jugando, sino que ahora la prioridad es estar con la familia, la familia de verdad, ¿no?” Pero mi familia lo que me dijo fue: “A nosotros lo que nos hace felices es verte competir”. Y encima hubo una palabra que me dijo el doctor que operó a mi padre después del cáncer y me dijo, «Piensa que por lo menos tu padre lo último que va a ver es verte jugar en el Mundial” El baloncesto para mi padre era súper especial. Recuerdo con Marc (Gasol), haciendo una videollamada con mi padre, él con la venda ahí en la cabeza y yo con el trofeo en la mano. Ver esa cara de felicidad de mi padre, de mi familia, para mí eso fue impagable

  • G: De hecho te sigues emocionando

R: Siempre voy a estar agradecido a mi padre por todo lo que me ha inculcado, pero sobre todo en los momentos difíciles. E decir, «Oye, Rudy, toma esta decisión, juega, yo voy a estar ahí y lo que me hace feliz es verte jugar». Hubo una comida que recuerdo, en Marbella. Él llevaba un tiempo mal, porque el tratamiento le dejaba muy flojo, y nosotros le animábamos a que saliera, a que se moviera, a que diera paseos. Incluso me pensé estar más tiempo en Barcelona con ellos…Y él me dijo: “Yo voy a hacer lo que tú me digas, pero si tú llegas a esos sextos Juegos, es algo que a mí me haría ilusión. Tú tienes que seguir jugando”.. Y claro, la conversación fue algo así. Le dije: «Vale, yo voy a seguir jugando, pero si tú te involucras en el sentido de hacer caso a mi madre, de irte a caminar, de comer bien, de comer sano…». Y fue un poco eso, ¿no? El tío aguantó muchísimo más tiempo de lo que nosotros pensábamos y lo que los médicos esperaban. Cuando se estaba apagando, me acuerdo de estar yo en el hospital, viendo un partido del Real Madrid en el móvil, y me cogía el brazo para verlo juntos. Mi padre era así, baloncesto. No voy a olvidar esa cara de felicidad al verme jugar y yo creo que por todo eso también seguí jugando este último año.

  • G: Y tú cumpliste tu parte del acuerdo…

R: Es curioso. En el preolímpico, cuando nos clasificamos, Scariolo me decía: «Hostias, Rudy, nunca te había visto tan nervioso». Y es verdad. Era un poco todo eso. Tenía razón. Había estado insoportable en algunos momentos porque tenía esa ansiedad de cumplir el objetivo que le había prometido a mi padre. Eso también es el gen competitivo que hablábamos antes y es lo que me ha permitido estar relajado y pensar que era la mejor forma de colgar las botas.

  • G: ¿Cómo quieres que te recuerden?

R: Como un jugador que siempre se ha adaptado a lo que el equipo ha necesitado. He intentado dejar de lado el egoísmo, siempre transmitiendo a mi equipo que hay días en los que puedes estar más acertado y, en esos casos, te puedes tirar hasta las zapatillas, ¿no? Pero también hay días en los que no estás acertado, y ahí es cuando debes buscar otras formas de ayudar al equipo. Eso es algo que me inculcó mi padre: valorar lo que puedes aportar al equipo para alcanzar los objetivos, porque eso es lo que realmente te da grandeza a nivel personal.

Durante estos últimos años, eso es lo que he intentado hacer: adaptarme. No podía ser el jugador explosivo que tiraba todas en el Joventut o al inicio con el Real Madrid. En el Madrid había jugadores como el Chacho, Sergi, Jaycee, Felipe y muchos más. Así que entendí que debía adaptarme a lo que el equipo necesitaba, dejando espacio para que otros también brillaran. Al final, esa adaptación me permitió contribuir a los éxitos colectivos y ganar el reconocimiento que acompaña a todos los títulos que hemos conseguido.
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