Un Garcilaso diferente sobre las tablas del Teatro de Rojas

Teatralizar las églogas de Garcilaso de la Vega mediante la magia de un retablo y unas marionetas, unos textos recitados o cantados y el acompañamiento de música renacentista es un reto artístico que conforma un espectáculo más que interesante. Es lo que hace la compañía La Máquina Real con su propuesta escénica Cerca del Tajo en soledad amena. La compañía trata de convertir la poesía bucólica del Renacimiento español en una experiencia sensorial inmersiva. Utilizando títeres como vehículos para dar vida a los personajes de Garcilaso, en el contexto de un retablo con pinturas del Greco, se crea un entorno visual que, combinado con la música renacentista, intenta transportar a la audiencia a una época dorada de la literatura española. Evidentemente, lo maravilloso son los textos poéticos y lo es también la música, en especial las pocas piezas compuestas sobre pasajes de las tres églogas de Garcilaso. Sin duda, esta propuesta de La Máquina Real es una forma ocurrente de rendir homenaje a la rica tradición literaria y artística de España, pues el espectáculo no solo revitaliza la obra de Garcilaso, sino que también ofrece un innovador acercamiento al teatro y la poesía, desde una perspectiva menos canónica. Las Églogas de Garcilaso de la Vega constituyen un conjunto de tres poemas pastoriles en los que el autor presenta los amores y desamores de pastores idealizados en un entorno bucólico. A través de estos personajes, Garcilaso explora temas como el amor no correspondido, la belleza de la naturaleza y la melancolía. La Égloga I se centra en el lamento del pastor Salicio por la pérdida de su amada Galatea; a su vez, el pastor Nemoroso llora la muerte de su amada Elisa, fusionando el dolor personal con la belleza del paisaje natural. La Égloga II narra la historia de los pastores Albanio y Camila; Albanio, que ha sido rechazado por Camila, se lamenta en soledad y finalmente es encontrado por su amiga Títiro, quien intenta consolarlo. Y la Égloga III presenta un tono más positivo, celebrando la naturaleza y la amistad entre los pastores. Incluye un canto en honor a la ninfa Elisa, mostrando un equilibrio entre la alegría y la tristeza. Respecto a los textos, La Máquina Real ha elegido esencialmente versos en los que se narra la historia de Salicio y Nemoroso y hace referencia a las ninfas del Tajo, río que aparece como centro de un locus amoenus toledano. En el tratamiento fonético tratan de reproducir con cierto historicismo el estado de lengua del siglo XVI, algo que da sabor antiguo y acerca a la época de Garcilaso. Este hecho de la lengua del XVI contrasta con el empleo ahistórico de las pinturas del retablo, dos vistas de Toledo del Greco, que son más de un siglo posteriores a la muerte del poeta toledano. Es muy significativo, por anacrónico también, el inicio del espectáculo, que comienza con unos versos de Rafael Alberti sobre Garcilaso; y también lo es el giro copernicano del final, donde, desde una perspectiva ecocrítica , ya no se presenta el Tajo como un lugar ameno, sino como el río cloaca y trasvasado que es en la actualidad. En síntesis podemos decir que han logrado poner sobre las tablas el sentir del estilo garcilasiano explorando temas universales como el amor y el sufrimiento, idealizando la naturaleza como un refugio armonioso, en contraste con los conflictos internos de los personajes; así mismo mantienen el equilibrio y la armonía entre el lenguaje y la propuesta dramatúrgica; y se evidencia la profundidad emocional a través de los individuos expresada con finura, que expresa el valor renacentista que coloca al ser humano en el centro de la obra artística. La puesta en escena quizá pueda mejorarse dando una movilidad más adecuada a las marionetas/ovejitas y procurando que las figuras que surgen en la parte de atrás del retablo puedan verse bien, algo que es imposible desde las primeras filas. La escenografía, un cubo que gira y se abre a modo de teatrillo o un retablo laico inspirado en los primitivos pesebres napolitanos, parece hecha para una misma superficie de la representación y de los espectadores, pues cuando el escenario se eleva y el patio de butacas tiene inclinación, la buena visión tiene dificultades. En Cerca del Tajo en soledad amena hay títeres o marionetas, pero no es este espectáculo un teatro de títeres, pues la voz, la hablada y la cantada, la tienen los intérpretes de carne y hueso en escena y los títeres o marionetas son un mero acompañamiento escenográfico para denotar, por ejemplo, la idea pastoril de las églogas. Los textos correctamente dichos por los actores, con la dificultad de la pronunciación fonológica del siglo XVI, decaen en su comprensión cuando el actor a la vez que declama tiene que mirar al suelo para manipular al títere/oveja en el retablo; en estos casos pierde proyección la voz y también expresividad y fuerza la recitación del texto. Es loable la intención de difundir la obra de Garcilaso a todos los públicos, pero no parece que los resultados sean de

Jan 18, 2025 - 16:18
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Un Garcilaso diferente sobre las tablas del Teatro de Rojas
Teatralizar las églogas de Garcilaso de la Vega mediante la magia de un retablo y unas marionetas, unos textos recitados o cantados y el acompañamiento de música renacentista es un reto artístico que conforma un espectáculo más que interesante. Es lo que hace la compañía La Máquina Real con su propuesta escénica Cerca del Tajo en soledad amena. La compañía trata de convertir la poesía bucólica del Renacimiento español en una experiencia sensorial inmersiva. Utilizando títeres como vehículos para dar vida a los personajes de Garcilaso, en el contexto de un retablo con pinturas del Greco, se crea un entorno visual que, combinado con la música renacentista, intenta transportar a la audiencia a una época dorada de la literatura española. Evidentemente, lo maravilloso son los textos poéticos y lo es también la música, en especial las pocas piezas compuestas sobre pasajes de las tres églogas de Garcilaso. Sin duda, esta propuesta de La Máquina Real es una forma ocurrente de rendir homenaje a la rica tradición literaria y artística de España, pues el espectáculo no solo revitaliza la obra de Garcilaso, sino que también ofrece un innovador acercamiento al teatro y la poesía, desde una perspectiva menos canónica. Las Églogas de Garcilaso de la Vega constituyen un conjunto de tres poemas pastoriles en los que el autor presenta los amores y desamores de pastores idealizados en un entorno bucólico. A través de estos personajes, Garcilaso explora temas como el amor no correspondido, la belleza de la naturaleza y la melancolía. La Égloga I se centra en el lamento del pastor Salicio por la pérdida de su amada Galatea; a su vez, el pastor Nemoroso llora la muerte de su amada Elisa, fusionando el dolor personal con la belleza del paisaje natural. La Égloga II narra la historia de los pastores Albanio y Camila; Albanio, que ha sido rechazado por Camila, se lamenta en soledad y finalmente es encontrado por su amiga Títiro, quien intenta consolarlo. Y la Égloga III presenta un tono más positivo, celebrando la naturaleza y la amistad entre los pastores. Incluye un canto en honor a la ninfa Elisa, mostrando un equilibrio entre la alegría y la tristeza. Respecto a los textos, La Máquina Real ha elegido esencialmente versos en los que se narra la historia de Salicio y Nemoroso y hace referencia a las ninfas del Tajo, río que aparece como centro de un locus amoenus toledano. En el tratamiento fonético tratan de reproducir con cierto historicismo el estado de lengua del siglo XVI, algo que da sabor antiguo y acerca a la época de Garcilaso. Este hecho de la lengua del XVI contrasta con el empleo ahistórico de las pinturas del retablo, dos vistas de Toledo del Greco, que son más de un siglo posteriores a la muerte del poeta toledano. Es muy significativo, por anacrónico también, el inicio del espectáculo, que comienza con unos versos de Rafael Alberti sobre Garcilaso; y también lo es el giro copernicano del final, donde, desde una perspectiva ecocrítica , ya no se presenta el Tajo como un lugar ameno, sino como el río cloaca y trasvasado que es en la actualidad. En síntesis podemos decir que han logrado poner sobre las tablas el sentir del estilo garcilasiano explorando temas universales como el amor y el sufrimiento, idealizando la naturaleza como un refugio armonioso, en contraste con los conflictos internos de los personajes; así mismo mantienen el equilibrio y la armonía entre el lenguaje y la propuesta dramatúrgica; y se evidencia la profundidad emocional a través de los individuos expresada con finura, que expresa el valor renacentista que coloca al ser humano en el centro de la obra artística. La puesta en escena quizá pueda mejorarse dando una movilidad más adecuada a las marionetas/ovejitas y procurando que las figuras que surgen en la parte de atrás del retablo puedan verse bien, algo que es imposible desde las primeras filas. La escenografía, un cubo que gira y se abre a modo de teatrillo o un retablo laico inspirado en los primitivos pesebres napolitanos, parece hecha para una misma superficie de la representación y de los espectadores, pues cuando el escenario se eleva y el patio de butacas tiene inclinación, la buena visión tiene dificultades. En Cerca del Tajo en soledad amena hay títeres o marionetas, pero no es este espectáculo un teatro de títeres, pues la voz, la hablada y la cantada, la tienen los intérpretes de carne y hueso en escena y los títeres o marionetas son un mero acompañamiento escenográfico para denotar, por ejemplo, la idea pastoril de las églogas. Los textos correctamente dichos por los actores, con la dificultad de la pronunciación fonológica del siglo XVI, decaen en su comprensión cuando el actor a la vez que declama tiene que mirar al suelo para manipular al títere/oveja en el retablo; en estos casos pierde proyección la voz y también expresividad y fuerza la recitación del texto. Es loable la intención de difundir la obra de Garcilaso a todos los públicos, pero no parece que los resultados sean del todo satisfactorios en esta teatralización de las Églogas. El esfuerzo es notable por parte de La Máquina Real y sobresale en el montaje la música y las interpretaciones cantadas y tocadas con instrumentos de cuerda, percusión y flauta. Lo que no es loable ni plausible es que haya espectadores maleducados que enciendan el móvil y se pongan a grabar a mitad de la representación (a pesar de la constante labor vigilante del personal de sala) pues, quienes estaban en el primer piso han asegurado al salir que, en ocasiones, han visto en el patio de butacas más móviles luminosos que marionetas en el escenario. Título: Cerca del Tajo en soledad amena . Dirección y dramaturgia: Sergio Adillo . Dirección musical: Sebastián León . Dirección artística: Jesús Caballero . Intérpretes: Sergio Adillo, Carlos Cuéllar, Sebastián León, Moisés Maroto y Celia Parrilla . Producción: La Máquina Real . Escenario: T eatro de Rojas.

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