El futuro de la pesca de arrastre en el Mediterráneo

Tras años de sobreexplotación generalizada y una gestión claramente insuficiente, el reciente acuerdo alcanzado en el Consejo de Agricultura y Pesca de la Unión Europea plantea un cambio y genera interrogantes sobre cómo equilibrar la sostenibilidad de los recursos marinos con la viabilidad socioeconómica de las comunidades pesqueras. La entrada El futuro de la pesca de arrastre en el Mediterráneo se publicó primero en Ethic.

Jan 14, 2025 - 13:45
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El futuro de la pesca de arrastre en el Mediterráneo

La pesca de arrastre en el Mediterráneo español está en un punto de inflexión. Tras años de sobreexplotación generalizada y una gestión claramente insuficiente, el reciente acuerdo alcanzado en el Consejo de Agricultura y Pesca de la Unión Europea el 10 de diciembre de 2024 plantea un cambio. Genera también interrogantes cruciales sobre cómo equilibrar la sostenibilidad de los recursos marinos con la viabilidad socioeconómica de las comunidades pesqueras y la complejidad administrativa en la aplicación de la normativa.

Décadas de inacción y sus consecuencias

El Mediterráneo es un mar donde la sobrepesca ha sido la norma. Durante décadas, la falta de una voluntad efectiva para regular el esfuerzo pesquero y la poca coordinación entre pescadores, administraciones, científicos y ONG han perpetuado una situación insostenible. Según la FAO, aunque ha habido algunas mejoras en la última década, el 60% de las poblaciones de peces en el Mediterráneo todavía están sobreexplotadas.

El Mediterráneo es un mar donde la sobrepesca ha sido la norma

En 2019, el Plan Multianual para la Gestión de Recursos Demersales del Mediterráneo Occidental introdujo un modelo de gestión basado principalmente en el esfuerzo pesquero, rompiendo con la tradición europea de basar la gestión en cuotas y TAC (Totales Admisibles de Captura) aplicadas únicamente en el Atlántico. Aunque este enfoque era más adecuado para las pesquerías mixtas del Mediterráneo, su implementación no ha sido fácil, ni ágil.

El acuerdo de 2024: un compromiso con limitaciones

El acuerdo de diciembre de 2024 supone un impulso para equilibrar la sostenibilidad ecológica y la viabilidad económica de la pesca de arrastre. La reducción del esfuerzo pesquero del arrastre en un 79% (de 130 días de pesca por embarcación en 2024 a tan solo 27 días en 2025) para mejorar la situación ecológica de los recursos podría representar el fin de la actividad para la flota de arrastre española. Sin embargo, el establecimiento de mecanismos de compensación genera nuevos incentivos en los pescadores que podrían ayudar al mantenimiento de la actividad. La extensión del uso de mallas más selectivas, la introducción de «puertas voladoras» para minimizar el impacto en el fondo marino y las vedas temporales en zonas específicas son un paso en la dirección correcta.

La gestión pesquera centrada únicamente en el recurso como bien ecológico, o como mercancía, que pretende conciliar el buen estado ambiental con la rentabilidad económica, no es suficiente. Medidas socioeconómicas y de cambio cultural en torno a un sistema económico más justo y equitativo, que contemple la regulación de dinámicas de mercado más adaptadas a la realidad contextual del Mediterráneo y de un patrón de consumo de los productos del mar que responda a dietas más sostenibles, requiere de medidas que integren una mirada más holística e integrada.

Sin embargo, el acuerdo de la UE carece de un enfoque integral. Las soluciones propuestas requieren una sólida cogobernanza y dependen en gran medida de la capacidad de adaptación económica de los pescadores y de la ayuda gubernamental que reciban, todo ello en un periodo de tiempo extremadamente corto y volátil. Si bien estas medidas buscan proteger las poblaciones de diversos recursos marinos, reducir los descartes y mejorar el estado de conservación del ecosistema marino, su éxito dependerá de una implementación rápida, eficaz y de incentivos claros.

Los mecanismos colaborativos de gobernanza marina basados en la información que aportan las empresas pesqueras, la complementariedad con el conocimiento científico, la corresponsabilidad con las administraciones y la confianza mutua son esenciales. Es preciso también hacer un seguimiento de los avances logrados en zonas en las que se estén llevando a cabo medidas orientadas a los objetivos socioambientales señalados mediante un seguimiento científico riguroso y regionalizar las medidas de acuerdo a los avances logrados en cada territorio. Por tanto, se precisa una monitorización real de las acciones locales, que empiezan a tener su importancia en el litoral mediterráneo español.

Resolver el problema de la legitimidad del modelo político y de gestión deviene clave para mejorar el estado de conservación de los ecosistemas marinos del Mediterráneo, de las pesquerías y la situación socioeconómica de las comunidades pesqueras afectadas. Además, persisten tensiones entre los objetivos ecológicos y las demandas del sector, especialmente en un contexto marcado por el aumento de los costos del combustible, la necesidad de descarbonizar el sector y el cambio climático.

Una nueva visión para la pesca sostenible

La sostenibilidad no puede ser solo un concepto teórico; debe integrarse de manera tangible en las prácticas pesqueras de cercanía. La pesca sostenible de cercanía debe concebirse como un equilibrio entre la conservación ecológica, la viabilidad económica y la justicia social. Esto implica priorizar especies locales y de temporada, establecer tiempos de veda basados en criterios científicos y métodos de pesca más sostenibles, lo que no solo fortalece la economía local, sino que también reduce la presión sobre ecosistemas cercanos y lejanos. Al mismo tiempo, las prácticas selectivas y de bajo impacto ecológico deben convertirse en norma, evitando capturas no deseadas y minimizando la huella de carbono.

La sostenibilidad no puede ser solo un concepto teórico; debe integrarse de manera tangible en las prácticas pesqueras de cercanía

El impacto social de la pesca de cercanía no puede pasarse por alto. Los pescadores necesitan ingresos justos para mantener sus medios de vida, mientras que las personas consumidoras deben acceder a productos de calidad a precios razonables. Esto exige una transformación profunda en la relación entre productores y consumidores, fomentando la transparencia y una distribución equitativa de los beneficios a lo largo de la cadena de valor, así como la garantía de que los pescadores de proximidad no se vean obligados a tener que competir en desventaja, y de manera injusta, con las capturas realizadas en otros mares y/o con artes de pesca poco selectivos. La pesca de cercanía debe ser también una herramienta para preservar los saberes tradicionales y las culturas locales que han coexistido con el mar durante generaciones.

Rediseñar el sistema alimentario

La dependencia de España de las importaciones de pescado es actualmente muy elevada y plantea un desafío estratégico para su sistema alimentario. Actualmente, solo somos autosuficientes durante cinco meses al año, y el consumo de pescado de proximidad es en algunos territorios muy bajo (no alcanzando el 20% de todo el pescado consumido); el resto del tiempo dependemos de acuerdos bilaterales y de la explotación de recursos en terceros países, especialmente en África y América Latina. Esto no solo pone en riesgo la sostenibilidad de los recursos globales, sino que también tiene profundas implicaciones morales y sociales, desplazando a comunidades locales y exacerbando desigualdades.

Es imprescindible rediseñar el sistema alimentario desde una perspectiva de proximidad, regeneración y adaptación a las capacidades de carga del ecosistema. Esto significa fomentar las pesquerías artesanales de bajo impacto ambiental y alto valor social, reducir progresivamente los artes más destructivos y ajustar el consumo a los límites planetarios. Además, debemos promover cadenas de comercialización cortas, que reduzcan el número de intermediarios y aseguren que los beneficios lleguen a los pescadores, y a otros actores locales, y que maximicen el beneficio social de cada pescado comercializado. Al mismo tiempo, es necesario revalorizar los productos locales, integrando criterios sociales y ambientales en los sistemas de certificación y comercialización.

Un sistema alimentario sostenible también requiere un cambio en los hábitos de consumo. Esto implica educar a los consumidores sobre el valor de apoyar a las comunidades pesqueras locales y fomentar la cooperación entre pescadores y consumidores a través de cooperativas y mercados de proximidad, así como evaluar adecuadamente los niveles de consumo sostenibles en el tiempo adecuándose a las necesidades nutricionales y las capacidades del ecosistema. Solo rediseñando este sistema de manera integral podremos garantizar un suministro de pescado sostenible y justo para las generaciones futuras.

El acuerdo de 2024 plantea algunas medidas en la dirección correcta, pero no tiene una visión integral, genera dudas en cuanto a su implementación y es insuficiente. Para garantizar el futuro de la pesca en el Mediterráneo necesitamos una transformación estructural basada en la colaboración honesta, la ciencia rigurosa y el compromiso real con la sostenibilidad.


Joan Moranta es socio fundador de Alimentta e investigador en el Instituto Español de Oceanografía del CSIC, y Sebastián Villasante es socio fundador de Alimentta y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela.

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