Carmen Lomana lleva la muerte de su marido a un libro: pensó en meterse a monja

Una llamada telefónica del Hospital de Navarra, en Pamplona, sacó a Carmen Lomana de su mundo feliz y enamorado. Era el año 1999 y ella tenía 49 años.

Le comunicaban que su marido, Guillermo, había sufrido un grave accidente de tráfico y que estaba en muerte cerebral. Así comienza el nuevo libro de la socialité, Pasión por la vida, (La Esfera de los Libros) un resumen de su vida, con sus sombras y sus luces.

Lomana, que estuvo veinte años casada con el empresario chileno Guillermo Capdevilla, cuenta en el libro cómo afrontó el accidente, al principio de manera escéptica, porque pensaba que no le pasaba nada, a pesar de llevar la cabeza vendada.

Sin embargo, el suceso, que tuvo lugar a la salida de un túnel por una placa de hielo, entre Pamplona y San Sebastián, le había destrozado la cabeza. Carmen optó por donar los órganos de su marido para poder ser trasplantados, aunque al principio, no quería que los médicos desconectaran a Guillermo; todavía creía en que se recuperaría.

Carmen pensó entonces que su vida se había terminado para siempre, tal era el amor que sentía por su marido. La pareja no tuvo hijos, un asunto trágico para Carmen, pero que le permitió tener una vida "de novios" con Willi (como le llamaba), viajando y pasando largas temporadas fuera de España por el trabajo de él.

En el libro, Carmen cuenta cómo sobrevivió a su viudez. Pensó, incluso, en meterse a monja, pero finalmente decidió sacar adelante sus propios negocios y, con el tiempo, convertirse en un personaje de la crónica social insustituible.